¡Teletrabajo, te esperé tanto tiempo!

Carolina Fuenzalida C.
3 min readJun 16, 2021

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Hace un rato entré a Twitter, a ver los temas del día, y me encuentro con el hashtag #teletrabajo. Bastante polarizados los comentarios entre amor y desencuentro con esta nueva realidad.

Llevo al menos 10 años (o más), diciendo, cada vez que tenía oportunidad, que me cargaba tener que ir a una oficina, si puedo hacer mi trabajo en cualquier parte que tenga internet. Pero dentro del modelo de micromanagement en el que muchos hemos estado, esto era absolutamente imposible de que los empleadores accedieran.

Me empecé a armar de valor, y si había algún malestar de salud, familiar o algún tema doméstico, avisaba que x día, trabajaría desde casa. De mala gana lo “aceptaban” pero me perseguían minuto a minuto para asegurarse que efectivamente estuviera ahí, disponible, incluso fuera de horario.

El inicio del cambio

En octubre del 2019, comenzó el estallido social, yo solía trasladarme con mi hijita, que todavía no cumplía 1 año, y con las veces que estuvimos expuestas a barricadas y gases lacrimógenos, me puso en alerta y fue aquí cuando decidí priorizar nuestra seguridad y nuestra salud. Por lo que estuve un tiempo trabajando desde casa (hasta que me exigieron volver a la oficina), era agotador, desde la incertidumbre que se estaba viviendo en el país, sumado a esa constante persecución en el trabajo, tratar de que no tuvieran opción de quejarse por algo, trabajaba extensas jornadas, que por supuesto no fueron suficientes, ni lo serían nunca en ese lugar.

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Teletrabajo real

En julio del 2020, comencé a trabajar para otra empresa, mi hija ya tenía poco más de año y medio. El tenerla a diario, verla crecer, tomarme momentos para consolarla, para jugar con ella, para un beso, un abrazo, esto definitivamente NO TIENE PRECIO. Equilibrar mi rol de mamá, con los quehaceres domésticos, entrar a un nuevo trabajo, aprender un lenguaje de programación, conocer a los compañeros, sumado a los nervios de no saber si daría el ancho. Fue un cambio importante, se me hizo todo un GRAN DESAFÍO. Me autoexigí demasiado, no quería fallarle a nadie, hasta que me di cuenta que me estaba fallando a mí misma, por no autocuidarme y me fui dosificando, gracias a las herramientas que aprendí en las mentorías, no soy perfecta, no hago todo lo que tal vez debería, pero todos estamos en un escenario nuevo, adaptándonos como podemos.

Es cierto que el encierro es agotador, puesto que estamos en un contexto de pandemia, pero visualizo este trabajo remoto… más adelante, ahorrándome los tiempos de traslado en el metro, lleno de personas y con mi pequeña en brazos, ganando salidas al parque, a caminar o de visita y ¡¡¡me encanta la idea!!

No quiero tener que volver a una oficina jamás, salvo a alguna reunión con mis compañeros, a algo puntual, si el contacto con la gente con la que te relacionas a diario, es importante. Pero tener que ir a diario, por favor no.

Trabajo harto, tengo que cumplir horario, algunas veces trabajo extra por querer cumplir o en horario diferido por compensar tiempo que durante el día invertí en otra cosa, me tomo algunos tiempos de relajo, soy consciente y responsable, mido mis tiempos y estoy muy cómoda dentro de todo.

¡¡¡Bienvenido teletrabajo, te esperé tanto tiempo, por fin ya estás aquí!!!

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Carolina Fuenzalida C.

Desarrolladora de software, mamá, esposa y amiga. Curiosa debió ser mi segundo nombre.